viernes, agosto 21, 2009

De artistas, musas y otras yerbas

“Nel mezzo del cammin della mia vita mi ritrovai per una selva oscura, chè la diritta via era smarrita” Nos preguntamos por el sentido de la vida, la libertad del individuo, la libertad de pensamiento, respuestas que se ven compelida por las circunstancias en la que el propio individuo se encuentra inmerso.

¿Quién puede decir lo correcto de lo contrario?

Solo al paso del tiempo descubre las respuestas correctas a las dudas que el trajín de la vida le fue imponiendo.

¿Qué es lo valedero? ¿Las creencias de los demás o las que vamos fomentando en el transcurrir de nuestras vidas? ¿Hay una cronología moral propia o ajena?

Recuerdo el ejemplo del soldado de Sastre en “El existencialismo es un humanismo”. ¿Cómo abstraerse de las circunstancias y de las emociones para tomar una decisión correcta? Si busco un consejero el solo acto de la elección es ya comprometerse. Si no lo busco, ¿como separo las emociones de la soberbia de la lógica?

Ya en este terreno surgen nuevas dudas que se expanden como ondas que huyen sobre el agua quieta.

¿Las respuestas? Dentro de uno.

¿Dioses? ¿Dios? Intermediarios... En la antigüedad los Dioses eran cercanos, las ceremonias la vista de todos.

Luego, más tarde, quedó encerrado entre cuatro paredes, tal vez por temor a perderlo, para que no se escape… o imponer intermediarios. Lejos del “do ut des”.

Intermediarios abstenerse. De existir, es una cuestión entre Él y uno. Y mora dentro nuestro.

Gioconda Belli también reflexiona :

A todas partes me he aventado
con los botones de la blusa abiertos
para que el viento me enseñara sus secretos
pero en el medio del camino de la vida
no hay Virgilio que me lleve a conocer
lo que yace en el submundo de los corazones
y he dejado de pensar que sé leer los augurios en las cartas
porque nada es ya predecible, ni calculable,
y lo que antes no tenía precio
se vende ahora en los pasillos,
mercadería que se anuncia
sin vergüenza y a gritos

Díganme poetas, pájaros que cayeron del cielo aquí en Granada
¿Dónde vamos con toda esta poesía a cuestas?
¿Cuál es el sentido de la vida?

“Reunión de poetas en Granada” del libro Fuego soy, apartado y espada puesta lejos.

viernes, agosto 07, 2009

Baúl de los recuerdos


Cuantas veces en esas tardes en que el tiempo pasa muy lentamente nos encontramos con alguna foto perdida en el baúl de los recuerdos, que nos transporrta a otros tiempos, otros lugares, otros sentimientos...
Recuerdos...
Vestidos de sepia... atesorados por el tiempo...

sábado, julio 18, 2009

Disconforme

Una golondrina inconforme decidió no emigrar al sur en el invierno. Con la llegada del frío, tomó conciencia de su error e intentó volar hacia el calor con sus antiguas compañeras.

Pero la temperatura era muy baja y apenas tomó altura sus alas se helaron. Cayó a tierra prácticamente congelada, sintiendo que su fin se aproximaba.

Una enorme vaca que pasaba por ahí derramó una importante cantidad de bosta sobre su convaleciente cuerpo. Pensó que era un triste final.

No pasó mucho tiempo en cambiar su estado de ánimo. Comenzó a sentir que el calor del estiércol le daba abrigo. Protegida y contenta se puso a cantar.

Un enorme gato que pasaba por ahí escuchó el sonido y trató de encontrar de donde provenía. Con sus garras corrió la bosta, encontró la golondrina y se la comió.

Un pollito paseaba distraído por el campo, cuando de repente un gavilán comienza a volar en círculos por encima de él con la obvia intención de comérselo. Al darse cuenta, el pollito se refugia debajo de una vaca y le pide que lo proteja del ave rapaz. La vaca lo caga encima, para ocultarlo de la vista del gavilán. "Yo te pido ayuda y tu me cagás", alega el pollito, sacando la cabeza por entre la mierda y protestándole a viva voz a la vaca. Cuando lo escucha el gavilán, se abalanza sobre él, lo saca de la mierda y se lo come.


  • No siempre el que te caga es tu enemigo.
  • No siempre el que te saca de la mierda es tu amigo.
  • Si estás rodeado de mierda, pero feliz y contento... no abras el pico.
Escrito con el Navegador Flock

miércoles, julio 15, 2009

Un día de plaza

Era un día como cualquier otro día de sol en otoño. La plazoleta, qué importa cual, repleta de niños disfrutando de los juegos. Yo estaba sentado en unos de los bancos, dormitando la siesta, al sol. De pronto un joven se sienta cerca de mí buscando conversación. Estuvimos hablando de varios temas. Increíble, le interesaba saber sobre temas de la vida, la vida profunda...

Comencé a decir que la vida se asemeja mucho a los juegos donde estaban los pibes.

El tobogán en nada es distinto al trabajo en una empresa: te cuesta subir peldaño a peldaño. Sentirse feliz en la cima por lo que uno ha logrado. Hacer equilibrio para luego caer a toda velocidad. El subibaja es como la economía, a veces estamos bien arriba a veces estamos abajo, donde algunas veces los que están arriba caen abruptamente cuando los de abajo zafan de pronto y ¡a tierra!; y, cuando estamos en la hamaca a veces vamos hacia delante y a veces hacia atrás, pero pendientes de las cadenas que nos sujetan.

¡La rayuela! Salimos de la tierra y andamos a los saltos hasta llegar al cielo. Mucho tiempo atrás también se jugaba el huevo podrido, los comentarios huelgan, la calesita en forma de hongo en la cual nos sentábamos y con la punta de los pies debíamos hacerla girar, claro, los más grandes, los que tenían más fuerza la hacían bambolear para un lado y para otro de manera que los más chicos nos “julepeáramos” de lo lindo. El fideo fino donde en uno girábamos lo mas aprisa posible. El fideo grueso donde con las ,manos agarradas teníamos que girar girar y girar sin soltarse de las manos, se hacían malabares hasta quedar exhaustos. El Martín Pescador, el rango, el balero donde había que ensartar un palillo en una bocha para pasar a las 18 provincias (no se olvide que entonces había territorios nacionales), en fin todos de una manera u otra habilitaban para ir superando los problemas que encontraríamos en la vida…

Mi joven interlocutor me interrumpe - Pero lo que más me llama la atención es esa escalera. Es muy alta y pareciera ser de equilibrista.

-¿Ve que los chicos solo suben hasta cierta altura?

- Claro, si es altísima, tan alta que no se ve donde termina. Además allá arriba es como que estuviera nublado. ¿Cómo van a subir hasta arriba? Es por eso que se pelean por subir y bajar. Mirándola bien es una obra de ingeniería ya que está completamente inmóvil...

Lo interrumpí...

- Yo estuve ahí, sí señor y le comento algo más, no-solo subí hasta la cima, donde se terminaban los escalones, ¿Sabe algo?, allá arriba no se escucha absolutamente nada, ni los gritos de los chicos, ni el murmullo de la ciudad, ni tan siquiera el rumor del viento. Habita la serenididad total. Luego bajé por el otro lado. Al no contentarme con esto, volví a subir por donde había bajado, y al llegar a la cima tuve la misma experiencia. Se veía absolutamente lo mismo, y el mismo absoluto silencio. Luego volví a bajar por donde había subido la primera vez.

Me miró extrañado y perplejo, pensativo... Se levantó y se fue. Cada tanto daba vuelta la cabeza para mirarme.

Yo... simplemente volví a dormitar. Pensando que estábamos en la Tierra, recibiendo el calor del Sol, pero que también perfectamente podríamos estar en el tercer anillo de un átomo, en un electrón de cualquier célula de cualquier órgano, de una neurona por ejemplo, y que yo fuera tan solo el resultado, el producto, de la actividad de leer y mi vida terminaría en el instante mismo de leer, querido lector o lectora, la última letra de la última palabra.

Era un día como cualquier otro día de sol en otoño. La plazoleta, qué importa cual, repleta de niños disfrutando de los juegos. Yo estaba sentado en unos de los bancos, dormitando la siesta, al sol. De pronto un joven se sienta cerca de mí buscando conversación. Estuvimos hablando de varios temas. Increíble, le interesaba saber sobre temas de la vida, la vida profunda...

Comencé a decir que la vida se asemeja mucho a los juegos donde estaban los pibes.

El tobogán en nada es distinto al trabajo en una empresa: te cuesta subir peldaño a peldaño. Sentirse feliz en la cima por lo que uno ha logrado. Hacer equilibrio para luego caer a toda velocidad. El subibaja es como la economía, a veces estamos bien arriba a veces estamos abajo, donde algunas veces los que están arriba caen abruptamente cuando los de abajo zafan de pronto y ¡a tierra!; y, cuando estamos en la hamaca a veces vamos hacia delante y a veces hacia atrás, pero pendientes de las cadenas que nos sujetan.

¡La rayuela! Salimos de la tierra y andamos a los saltos hasta llegar al cielo. Mucho tiempo atrás también se jugaba el huevo podrido, los comentarios huelgan, la calesita en forma de hongo en la cual nos sentábamos y con la punta de los pies debíamos hacerla girar, claro, los más grandes, los que tenían más fuerza la hacían bambolear para un lado y para otro de manera que los más chicos nos “julepeáramos” de lo lindo. El fideo fino donde en uno girábamos lo mas aprisa posible. El fideo grueso donde con las ,manos agarradas teníamos que girar girar y girar sin soltarse de las manos, se hacían malabares hasta quedar exhaustos. El Martín Pescador, el rango, el balero donde había que ensartar un palillo en una bocha para pasar a las 18 provincias (no se olvide que entonces había territorios nacionales), en fin todos de una manera u otra habilitaban para ir superando los problemas que encontraríamos en la vida…

Mi joven interlocutor me interrumpe - Pero lo que más me llama la atención es esa escalera. Es muy alta y pareciera ser de equilibrista.

-¿Ve que los chicos solo suben hasta cierta altura?

- Claro, si es altísima, tan alta que no se ve donde termina. Además allá arriba es como que estuviera nublado. ¿Cómo van a subir hasta arriba? Es por eso que se pelean por subir y bajar. Mirándola bien es una obra de ingeniería ya que está completamente inmóvil...

Lo interrumpí...

- Yo estuve ahí, sí señor y le comento algo más, no-solo subí hasta la cima, donde se terminaban los escalones, ¿Sabe algo?, allá arriba no se escucha absolutamente nada, ni los gritos de los chicos, ni el murmullo de la ciudad, ni tan siquiera el rumor del viento. Habita la serenididad total. Luego bajé por el otro lado. Al no contentarme con esto, volví a subir por donde había bajado, y al llegar a la cima tuve la misma experiencia. Se veía absolutamente lo mismo, y el mismo absoluto silencio. Luego volví a bajar por donde había subido la primera vez.

Me miró extrañado y perplejo, pensativo... Se levantó y se fue. Cada tanto daba vuelta la cabeza para mirarme.

Yo... simplemente volví a dormitar. Pensando que estábamos en la Tierra, recibiendo el calor del Sol, pero que también perfectamente podríamos estar en el tercer anillo de un átomo, en un electrón de cualquier célula de cualquier órgano, de una neurona por ejemplo, y que yo fuera tan solo el resultado, el producto, de la actividad de leer.

Y mi vida terminaría en el instante mismo de leer en este escrito, querido lector o lectora, la última letra de la última palabra.

martes, julio 14, 2009

¿ERROR? o ¿INTERÉS?

Siguiendo los caminos que nos ofrece internet, estaba a la búsqueda de Arquíloco de Paros, aquél que dice:

"Recosté a la muchacha entre flores lozanas
cubriéndola con la túnica blanda
apoyando su cuello en mis brazos la tomé
y tenía la piel tensa como un cervatillo.
y con las manos acaricié suavemente sus pechos.
Ella reveló su piel fresca, hechizo de juventud.
y yo tocando su hermoso cuerpo
dejé libre mi fuerza blanca".


Y mis pasos me llevaron hasta Vladimir Maiakovski en su:
LIBERTAD DE EXPRESIÓN:
La primera noche
ellos se acercan y cogen una flor
de nuestro jardín,
y no decimos nada.

La segunda noche
ya no se esconden
pisan las flores,
matan nuestro perro
y no decimos nada.
Hasta que un día
el más frágil de ellos
entra sólo en nuestra casa,
nos roba la luna, y
conociendo nuestro miedo

nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada
ya no podemos decir nada.

Y este poema hizo encaminar mis pasos hasta Martín Niemoller, el pastor protestante al que despojaron de su sermón vaya uno a saber con qué interés: "Cuando los nazis vinieron..."

"Cuando los nazis vinieron a buscara los comunistas
guardé silencio
porque yo no era comunista
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista.
Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío.
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar".

Por último me detuve a descansar de mi jornada en http://www.instigado.net/manuko/spip.php?article293
encontrando entre los árboles éste post:

Como decía Bertolt Brecht Martin Niemoeller.

-Not to touch the earth, The Doors, de fondo.-

Primero se llevaron a los comunistas,
pero a mi no me importó porque yo no era comunista.
Enseguida se llevaron a unos obreros,
pero a mi no me importó porque yo tampoco era obrero.
Después detuvieron a los sindicalistas,
pero a mi no me importó porque yo no soy sindicalista.
Luego apresaron a unos curas,
pero como yo no soy religioso tampoco me importó.
Ahora me llevan a mí
pero ya es demasiado tarde.

Primero vinieron a buscar a los comunistas,
y yo no era comunista así que no protesté.
Después vinieron por los socialistas y los gremialistas,
pero no era lo uno ni lo otro así que no protesté.
Después vinieron a por los judíos,
pero yo no era judío así que no protesté.
Y cuando vinieron a por mí
ya no quedaba nadie que pudiera protestar.

Siempre que entraba en el despacho de mi padre cuando mi padre tenía despacho, me topaba con que, detrás de su silla, se encontraba pegada, en la esquina de un mapamundi enorme, un homenaje de Forges (cortesía de Izquierda Unida, que aloja en sus servidores la imagen) a esta clásica reflexión de Bertol Brecht Martin Niemoeller.

Yo, sin embargo, le recuerdo otro final: "Ahora me llevan a mi, pero ya no queda nadie para protestar".

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Forges ha re-editado varias veces esa tira de homenaje - es un gran recurso -. Como ejemplo, este (ElPais.com)

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ACTUALIZACIÓN: Una hora después, me seguía pareciendo extraña la diferencia entre lo que recordaba y lo que acaba de leer. Finalmente, he encontrado que el dicho no es de Bertolt Brecht, al que se le atribuye falsamente, sino de Martin Niemoeller, pastor protestante alemán, que en 1945 fue preguntado sobre por qué nadie se enfrentó abiertamente a los nazis desde sus inicios en los años 20. Niemoeller contestó lo que hay escrito arriba sin tachar, tal y como recuerdo la traducción que leí hace tantos años. Esto me lo ha confirmado Wikiquote (aunque la traducción de wikiquote es ligeramente distinta, más estricta. Pero ahora la memoria no me falla: he pedido ayuda y me han confirmado que la traducción que yo conocía decía "protestar" en lugar de "hablar"). Tacho también el comentario sobre como recordaba el texto porque es obvio que ahora sobra tal apreciación (aparte de la imprecisión, y etcétera)...

Por Manuko, 26 de enero de 2007 |

http://www.elpais.com/recorte/20061115elpepivin_1/XLCO/Ges/20061115elpepivin_1.jpg

Gracias Manuko, Gracias Forges

domingo, julio 12, 2009

Entre burlas y disfraces

Pasaron las elecciones y una vea más el pueblo dixit "dejense de joder".

¿Le harán caso esta caterva de voraces depredadores a la voluntad popular?

¿Chi lo sa? dirían los italianos, líderes en descrédito de las bondades de los políticos.

"Piove, governo porco".

"Neva, governo porco".

En un programa le preguntaron a Marcello Mastroianni si con el ascendiente que tenía entre el público nunca pensó en dedicarse a la política, él sencillamente contestó: "La política... ¡La política è una merda!". Dando por concluído drásticamente ese tipo de preguntas.

Y, aquí, en la Argentina no podemos decir lo contrario. Desde hace ya varias décadas que nos está sucediendo lo mismo.

Ejemplo de de lo que afirmo es que no tenemos una brújula. Es decir, no tenemos un PROYECTO de país. Una perspectiva de lo que queremos ser, o como queremos estar dentro de 50 años.

Todo es al día. Como si el mañana no existiera. Pero existe y cuando llegamos al mañana nos extrañamos de que no hayamos tenido la previsibilidad de "algo".

Hoy confirman que se ocultaron cifras de mortalidad por la gripe ya que hubieran influído en el resultado electoral.

Hoy confirman que las cifras del INDEC están alteradas.

Pero ya se sabía.

Ellos mismos firmaron un decreto para que las elecciones fueran en determinado momento. Pero como todo se les estaba hundiendo -no digo que se les fue al carajo porque ya sabemos que carajo es arriba y no abajo-, y a ellos repito todo seguía el camino del Titanic, tuvieron la genial idea de adelantar las elecciones.

Mas igual se les fue hundiendo el bote.

Por los años cincuenta con la caída del General Perón, se contaba un chiste que aludía a Aloe (Carlos Vicente) gobernador de la Provincia de Buenos Aires decía así:

"Gobernador no podemos cargar más cosas al bote porque se va a hundir". A lo cual Aloe respondía: "Mejor que sosobre a que fafalte".

¿Premonitorio o concordante con la política?

lunes, febrero 16, 2009

Siempre lo mismo. Otra vez será

Encendí el televisor para sentirme acompañado mientras trataba de comer algo.
Me encuentro que en cuatro canales de noticias emitían lo mismo- El juicio a la mujer que mató a su esposo cansada de los malos tratos no solo a su persona sino también a sus hijos.
No encuentro reparo en tal detalle. Es más sirve para aquellos que sintiéndose "machos" tratan a la mujer como esclavos de los primeros tiempos de la civilización.
No es por eso que me molesté.
Me molestó que en el juicio que se lleva contra un represor. el tribunal que lo juzga, aún desobedeciendo los dictados de la Corte Suprema, prohibiera la transmisión del mismo.
Sé y comprendo perfectamente que en un juicio no se busca la verdad de los acontecimientos sino lo que se pueda llegar a probar.
Dentro del ambiente leguleyo hay una máxima que dice que el derecho es para el que prueba los hechos.
Es decir que una cosa es lo que puede llegar a determinar la justicia y muy otra lo que el hecho ha sido en realidad.
Que pena que no nos podemos enterar lo que sucederá en ese juicio como lo que no nos pudimos enterar en el juicio contra Grassi.

Otra vez será.
Tal vez